martes, 27 de febrero de 2007

Final Segunda Parte (pt. 1)

Con los ojos vidriosos, enmudecido y aferrado al asiento trasero de un auto desconocido y genérico. El corazón sin latir y sintiendo una plancha de hielo que me aprisionaba el pecho. No parpadeaba. No dije más palabras que la dirección de destino y eso le bastó al chofer para sacarse las ganas de hablar y gritar palabras por encima del leve murmullo del motor. Que además era lo único que parecía tranquilizarme.
Hacía mucho frío y yo no sentía los pies. La noche se desvanecía lentamente y el cielo tenía ese color azul pálido y mortuorio que tantas veces me había visto convertido en un ave negra. Los árboles se elevaban por encima del auto como si lo devoraran lentamente. Pero para mí, aquel momento era irrelevante, era apenas una consecuencia. Pero lo que me llevó a estar dentro de ese auto con olor a fragancia de vainilla es en lo que no podía dejar de pensar. Y simplemente estaba muy cansado para intentar distraerme y me estaba sangrando la nariz y la presión se me fue a pique y el chofer tuvo que zamarrearme un par de veces y decirme estás bien, estás bien y detener el auto y recostarme en la calle y el cielo que me miraba otra vez.