Pequeña biografía de Jueves Lemon (parte 1)
Si bien no se tienen precisiones acerca de la fecha o lugar de nacimiento, lo único que se sabe a ciencia cierta acerca de este celebre compositor es que fue traído al mundo en la cocina de un restaurante y, muy probablemente, también fue concebido en el mismo lugar ya que su madre era mesera. Vivió en autos de muchas ciudades y pueblos a lo largo del mundo y su vida tuvo un trágico desenlace cuando –literalmente- se descorchó la cabeza mientras abría una agitada botella de champagne con motivo de su cumpleaños. Tal vez esa haya sido la única prolijidad que tuvo el recordado Jueves, que vivió 59 años completos, ni un día de más o de menos.
Durante su juventud formó parte de varias bandas en las cuales se desempeñó en diferentes roles. Fue baterista de los Lazy Moaning Kings, trompetista del quinteto de jazz Luciérnaga, bajista de The Blamers, del dúo Laura y Jueves, segundo guitarrista de los Wallpainters, bandoneonista de la Orquesta Típica Pocamonta, frontman de Los Deadly Espantapájaros y manager de las Waitress from Hell, entre otras cosas que hizo dentro del mundo de la música. Una vez incluso, casi de casualidad, dirigió a la Orquesta Filarmónica de Santiago del Estero durante una breve gira por Oregon.
Pero en esta entrega de la extensa e interesante vida de Lemon, hemos rescatado (para el deleite de los lectores) algunas de las letras de su etapa solista. En esta ocasión les mostramos una canción pertenece a un casi desconocido disco que fue editado por un sello checo en el año 1953. El título del álbum era “Cucharas para Cavar”.
Las Mentiras de Rita (waltz)
Antes de casarme, antes de decir que sí
Y antes del arroz en mi cara,
Que Rita nunca me amó
Que tenía una triste maldición entre los labios
Labios en los que la verdad moría
Moría como un conejo en la cueva de una serpiente
Yo atrapado por ella
La envidia de todas se materializó en una lengua cruel
Tan cruel que emborrachaba a la sinceridad
Y transformaba sus deseos
Que Rita nunca me amó
Que tenía una triste maldición entre los labios
Labios en los que la verdad moría
Moría como un conejo en la cueva de una serpiente
Si odiaba a sus primas, las llenaba de halagos y regalos
Si adoraba algo, lo despreciaba con su mirada y sus negras palabras
Así que vivía en la infelicidad
Así que, por ende, sonreía
Cuando una noche nos encontramos bailando
Dijo que era su tipo
Que mi perfume la había cautivado
Nos casamos a los dos meses
Presos de una turbulenta pasión
Que Rita nunca me amó
Que tenía una triste maldición entre los labios
Labios en los que la verdad moría
Moría como un conejo en la cueva de una serpiente
Con una soga entre sus manos y el puente como destino
Con un beso en la frente me despidió
Yo sabia que no volvería
Porque dijo:
“Amor, vuelvo en seguida
Solo voy a la iglesia
A rezar por mi vida”.