miércoles, 24 de octubre de 2007

Cuando pase el temblor

"- Una lástima, cuando vayan de gira a Perú va a quedar feo que toquen ese tema."


Comentario overheard de uno de los plateistas parado delante mio en el recital del sábado.

Loco, una bocha...


Tres días me voy. TRES DÍAS. Y me encuentro con esta sorpresa en la bandeja de entrada.

sábado, 13 de octubre de 2007

Revelaciones

Ya es un lugar bastante común hacer el siguiente comentario "cuando dicen una de cal y una de arena nunca cual es la buena o la mala, si la de cal o la de arena" y que luego algún desprevenido, ría pensando que es muy original el planteo, ya que parece no haber una respuesta y que nadie sabe bien cual es cual. Bien, esa antigua duda dejó de existir ayer, mientras me lavaba los dientes. La arena es lo bueno y la cal (por descarte) es lo malo.
Sucedió así: desde el baño se escuchaba a lo lejos en la tele una señora agradeciendo no sé qué cosa y que la misma no podría haberse realizado sin que todos pusieran su granito de arena. Entonces ahí, con el cepillo restregando sus cerdas contra mis molares izquierdos, acudió a mí la asociación inmediata y lógica de "una de cal y una de arena". Me miré a los ojos con exaltamiento y mi mano ceso el cepillado. Y me dije "Eureka". Luego toda la ecuación fluyó ante mí: poner un grano de arena es aportar algo positivo, contribuir en pos de una cosa; de modo que si "una de cal y una de arena" es un idiom local para decir "una buena y una mala", la arena es el bien y el mal es la cal.
Luego escupí el enjuague dental.

Y este ha sido otro aporte de Eladrian a la comunidad.

sábado, 6 de octubre de 2007

Comentarios sobre la Pachanga

El personaje que toma el lugar de relator describe la noche, con una creciente aparición en el cuadro de la Luna. Demuestra estar viendo alguno de esos canales de cable perdidos arriba de los 70, ya que comenta casi al pasar que un predicador del clero católico se encuentra monologando en un programa televisivo. Lo que sugiere que tal vez la noche discurre en una meseta de aburrimiento. Ahora el relator increpa a su interlocutor, recordándole que le pidió movilizarse a su encuentro para dirigirse ambos a otro lado cuando, a las claras, éste no tiene deseos de hacerlo. Y lo que va en desmedro de una relación saludable entre el relator y su interlocutor, es que este último solo tiene recriminaciones para con el relator, lo que lo motiva a pedirle que no siga queriendo prolongar en el tiempo el vínculo que los une. Además le aclara que tiene planes en otro lugar donde, según parecen haberle comentado, habría un ambiente que propiciaría a la diversión estrepitosa y al no acatamiento de las convenciones de etiqueta.

El relator ahora situado en un nuevo escenario, se dirige a un interlocutor que se encuentra junto a él en la susomentada velada. Haciendo hincapié en uno de sus rasgos más ostensibles y jugando con la sinécdoque, le solicita al hombre de lustrosa calva que le sirva algo más de vino tinto y lo arenga a que siga divirtiéndose sin detenerse, ya que la festividad parece estar en casi en su punto cumbre. También le comenta, describiendo el panorama, que los otros varones exclaman a viva voz su descontento si la duración de la noche no resulta la deseada y que las féminas tienden a ser menos reticentes de ofrecer sus encantos si las bebidas alcohólicas menguan en su cantidad.

Ahora el relator vuelve a describir otro marco situacional, donde cuenta que ciertos seres antropozoomorfistas mitad hombre, mitad murciélago cruzan los cielos mientras una señora dedica sus horas a mirar televisión. Nuevamente el relator retoma la conversación con su primer interlocutor y le pregunta socarronamente si pensaba que iba a atentar contra su vida o si eran solamente efectos de cierta exposición al sol que había malogrado su capacidad de razonar en forma clara. También se ufana de lo mucho que esta disfrutando de las melodías que escucha en el lugar y de las condiciones favorables de las instalaciones.

Luego repite textualmente las frases que anteriormente le había proferido al joven de nula melena acerca de las actividades y actitudes de la gente del lugar, para más tarde retomar con renovada virulencia su diatriba a su primer interlocutor, de quien se puede percibir parece haber compartido una relación similar a un noviazgo u otro tipo de contrato informal en el que ambas partes tenían algo más profundo que una amistad. Recalca la indecisión que le demuestran sus actitudes y luego le obliga a retirarse. Y, finalmente, como si tal hecho no hubiera sucedido, vuelve a solicitar más alcohol a su compañero de ausente cuero cabelludo, instándole al bullicioso solaz sin descanso, ya que el evento se encuentra en el umbral de la apoteosis .

miércoles, 3 de octubre de 2007

No me hables, dialogame.

- Una nota maravillosa de Zlotogwiazda…Dígame, ¿usted qué piensa?


- Que debería bajar un par de kilos, que mucho no me gusta esta letra…

- No, hombre! De la nota de Zlotogwiazda que fue muy buena

- En serio muy buena? Y cúanto se sacó?

- Con "nota" me refiero al artículo periodístico

- Un artículo periodístico puede ser un grabador, una lapicera, un bloc de notas…(Y por cierto, sus comillas me "molestan")

- No me hable entre paréntesis por favor. Y yo me refiero a qué piensa de Zlotogwiazda

- Que le debe haber costado mucho aprender a escribir su nombre cuando era niño.

- Parece no estar comprendiendo…A ver, sabiendo que usted es un conocedor de las artes plásticas, le pongo el siguiente ejemplo. Supongamos que estamos en un museo.

- No.

- Y por qué no?!

- Porque necesito que hable correctamente. “Supongamos” es una palabra formada por “Su” que bien puede ser un artículo posesivo referido a una tercera persona del singular o un apocope de Susana y por “pongamos” que es la forma conjugada en segunda persona del plural de un verbo que significa insertar.

- Primera no, segunda.

- Yo elijo a qué velocidad manejo! Pero volviendo al tema, tal vez si usted quiere decir que nos metamos en un museo, le perdono el error y le pago la entrada. Sin embargo, si usted tiene ganas de que hagamos cochinadas con Susana, debo informarle que no es mi estilo.

- De acuerdo, si estamos en un museo y yo le pregunto “qué le parece la pintura de Kandinsky?” ¿Qué me diría usted?

- Que está muy bien, ni siquiera se le nota! Es más, diría es que es un maquillaje leve el que está usando y realza el color gris-morado de sus labios, dándole un color cadavérico que le sienta de maravillas.

- Me refiero a Kandinsky…

- Bueno prosiga…

- Que qué piensa USTED de Kandisky!

- No sé! Y más respeto con esas mayúsculas, mijito... Si estuviera en un museo tal vez le diría que me parece, pero estamos discutiendo notas periodísticas. Y hablando de notas, me parece que usted no tiene ni La Menor idea de lo que estamos discutiendo…

- Que diga esas sandeces, honestamente, no me extraña

- Tal vez lo podría extrañar si nos alejáramos. Le muestro: diga algo…

- Eeeh…





- Eso es suficiente. ¿Ve? Aquí estoy un poco más alejado de usted.

- Discúlpeme, pero me parece una idiotez






-La idiotez es que usted siga pegándose a donde estoy yo!






-Bueno…ahí le parece bien?





-Un poco más no estaría mal…










-¿Ahí está bien?









-Sí, y la verdad es que tiene razón. No lo extraño. Es más, es mucho mejor así, en vez de andar con sus letras por encima y por debajo. Debo decirle que molesta a veces.














-Por favor cállese que me hace poner colorado.





PS: lo anteriormente leído es un díalogo que se me ocurrió mientras estaba aburrido en el laburo. Mis más sinceras disculpas.